Dicen que Casares es el Balcón de de las Hurdes. Dicen que sus laderas hacen honor a las generaciones antiguas. Sus bancales, sus cierros, sus caminos y veredas son una muestra del sudor y de la superación del hombre, de la lucha del ser humano contra el medio. En Casares el valle del hurdano es más profundo. En Casares el Jurdano se hace río y desciende plácido y serpenteante bañando y regando las laderas de sus montañas, muy trabajadas al nivel inferior y recubiertas de paredes de piedra en defensa de la tierra. En Casares la vida pasa tranquila y en su ambiente se respira bienestar y sosiego. Sus gentes han sido siempre celosas cuidadoras de su medio ambiente; trabajadores que fueron dando forma a su paisaje y creando y ganando poco a poco para si los secretos de una tierra agradecida a los hombres. Hoy debemos seguir manteniendo un legado cuyo valor es incalculable.
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